filosofía
Tal como una semilla, que guarda en sí misma todo el potencial, pero que necesita de un entorno adecuado para convertirse en un árbol sano y fuerte, nuestro hogar debería ser preparado para que pueda darse a luz nuestra versión más creativa, saludable y plena.
Por eso, de la misma manera en que no le daríamos un suelo infértil a una planta, tampoco deberíamos rodearnos de elementos y estímulos que nos impiden crecer. Todo lo que entra por nuestros sentidos (y no sólo lo que ingerimos), debería ser alimento.
Asimismo (y siguiendo con esta metáfora), tu hogar es el jardín en donde cultivas tu propia esencia. ¿Qué tipo de planta te gustaría que creciera? ¿Te gustaría plantar un bosque de pinos o hierbas aromáticas? ¿Prefieres que crezcan flores de loto, o amapolas?
Cada especie, cada esencia, requiere su ambiente particular, y necesita sentir que tiene un espacio para florecer.